Sobre REPSOL y el Mito del Estado Siempre Ineficiente

Ante la evaluación de la compra de REPSOL por parte del estado peruano, se han presentado una serie de cuestionamientos que, en mi humilde opinión, muchos están repletos de prejuicios y otros tienen un buen cálculo político. La inversión estatal en mercados como los de hidrocarburos es saludable, la presencia estatal no sólo debe de limitarse a la seguridad nacional y a la administración de justicia, sino que debe de estar presente en espacios importantes del mercado como los hidrocarburos por el bien del interés nacional.

Fuente: Google.
Muchos han denunciado un viraje de la "economía social de mercado" (la etiqueta constitucional del recetario de Washington) al modelo de la Planificación y a la Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI). Los modelos de Planificación y la ISI son experiencias fracasadas que definitivamente hacen quedar mal al estado en su rol empresarial. El problema de hoy, es que el mito del recetario de Washington también está en decadencia, los ajustes estructurales inicialmente planteados en el recetario norteamericano son muy cuestionables y el día de hoy no han logrado sacar de la crisis a los diferentes estados. Basta revisar las cifras de la crisis Española para darse cuenta que el aumento de impuestos, la flexibilización laboral y la reducción del gasto gobierno en búsqueda del equilibrio fiscal han hecho que la crisis se acentúe.


Las teorías liberales y sus defensores han catalogado como una falla del mercado la inversión estatal; pero esos mismos pseudo-liberales de hoy hacen mutis frente a los errores del modelo aplicado desde los noventa. La solución no está en volver a la ISI o a la Planificación de la CEPAL, la solución se encuentra en romper los mitos sobre estas posiciones radicales y buscar, conforme a cada escenario, lo que más convenga.

El día de hoy conviene que el estado compre REPSOL desde un punto de vista económico y geopolítico Los principales cuestionamientos sobre la inversión en hidrocarburos pasa por considerar al estado ineficiente e incapaz de brindar un buen servicio. Este argumento se cae puesto que PETROPERU todos los años genera utilidades que, en algunos años, han superado los 500 millones de nuevos soles. El modelo que aplica PETROPERU es muy singular ya que mantiene un modelo de empresa privada dentro del ámbito estatal. El implemento de mecanismos de la empresa privada en el estado, tales como el tipo de contrataciones de personal, la medición de indicadores de calidad y sobretodo la apertura hacia la transparencia generan una tendencia hacia la formación de un buen producto o servicio. Vale decir además que el Perú es un país que, al igual que la Internet y la Telefonía (dominada por los inmaculados e inviolables privados), paga mucho por combustibles.

El problema que surge en realidad es qué gobierno impulsa la compra de REPSOL. Las inversiones en minería se han detenido de un tiempo a esta parte por la falta de carácter del gobierno frente al tema, a ello debemos sumarle la baja en el precio de los metales; es decir, el Estado ha dejado de percibir lo que antes percibía. Entonces, ¿quién va a mantener los programas sociales impulsados por el actual gobierno? (El fracasado Qali Warma que necesita una urgente re-estructuración, el cuestionado Pensión 65 y el simpático Beca 18). La compra de REPSOL tiene una razón fundamental, se espera tener ingresos que puedan mantener a los programas bandera del gobierno. Programas que servirán de discurso para el próximo candidato nacionalista.

Ahora, si revisamos quienes se oponen a la compra de REPSOL podríamos ver que no es una cuestión de principios por la defensa del libre mercado, sino es un tema estrictamente de cálculo político.
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