8 DE MARZO: BONITAS FLORES PERO, ¿Y MIS DERECHOS?

Por: Gabriela J. Oporto Patroni y Carlos Infante

Cada 8 de marzo celebramos el Día Internacional de la Mujer y, como no se trata de un día para congratular a quienes nacieron con una vagina, es preciso ver cómo vamos en igualdad de oportunidades en nuestro país. Realizaremos un recuento en materia de derechos políticos, económicos, sociales, sexuales y reproductivos.



MUJERES MASCULINIZADAS, MUJERES FEMINISTAS Y POLÍTICAS CON ENFOQUE DE GÉNERO

La universalización del voto ha significado el gran impulso que necesitaban los diversos grupos históricamente excluidos de la vida política del país y para que los actores institucionalizados estructuren problemas que terminen en políticas públicas a favor de ellos. Este primer efecto es importante, pero más importante resulta que los propios actores tengan una mayor sensibilidad ante los problemas de las mujeres y para ello la participación activa de estas resulta trascendental.

Nuestro sistema electoral prioriza la vigencia de las distintas organizaciones políticas precarias institucionalmente, pero no se ocupa de garantizar una representación mínima de mujeres. En los distritos y provincias, los sistemas electorales construidos sobre la base del principio de representación por mayoría, de listas cerradas y bloqueadas, no garantizan la representación de las mujeres. Asimismo, el sistema electoral regional, con sus propias complejidades y detalles, resulta ser una caja de pandora para la representación de las ciudadanas. En cuanto al voto preferencial, utilizado en las elecciones congresales, debe destacarse que este no favorece necesariamente a las mujeres, ya que su finalidad es empoderar al ciudadano para elegir al candidato de su preferencia al interior de una lista. La alternancia de candidatos, bajo el sistema electoral vigente en sus distintos ámbitos, sólo funcionaría adecuadamente a nivel distrital y provincial. Si bien este último mecanismo es una salida parcial, la paridad es el objetivo máximo que debe ser reconocido en nuestra Constitución al ser un derecho fundamental. Como ejemplo de ello, tenemos los casos de Ecuador y Bolivia, así como los procesos francés y español.

En diciembre se presentó un proyecto de ley sobre el acoso político. Las pocas mujeres que obtuvieron un cargo de elección popular son acosadas permanentemente, menospreciadas por razones de género y hasta violentadas físicamente. No pueden cumplir adecuadamente sus funciones por la sesgada visión de las autoridades. Las mujeres militantes de las organizaciones políticas tienen que cumplir labores domésticas al interior de a organización política, como réplica del modelo de familia que tenemos. Este tipo de violencia física y simbólica debe de parar. Esta norma representa una salida ante estos escenarios de discriminación de género.

No necesitamos mujeres que nieguen la cuota de género y/o las distintas acciones afirmativas, no necesitamos políticas públicas masculinizadas; necesitamos políticas feministas, con enfoque de género. Las mujeres no queremos sólo ostentar cargos, queremos ejercerlos.

LABORES DOMÉSTICAS: ¿CUÁNTO VALE? ¿CUÁNTO CUESTA?

En el año 2010, el INEI realizó la encuesta nacional de uso del tiempo. Dicha encuesta nos mostró que dos tercios de la vida de una mujer son dedicadas a las labores domésticas. Este trabajo permite a los hombres trabajar y cumplir con su labor proveedora y no sólo se reduce a la crianza y reproducción, sino también al cuidado de ancianos o personas con discapacidad, en algunos casos. Estas labores, finalmente, no hacen otra cosa que evitar que nuestra economía se detenga y, sin embargo, no son remuneradas. ¿Cuánto vale todo esto? ¿Cuánto le ahorramos una familia? ¿Cuánto le ahorramos al Estado?

En junio de 2011 se publicó la Ley Nº 29700, Ley que incluye el trabajo no remunerado en las Cuentas Nacionales. Esta norma obliga al estado, a través del MEF, a incluir dentro de las Cuentas Nacionales una Cuenta Satélite -en donde se cuantifique las labores domésticas-. Esta medida permitirá contabilizar con mayor precisión cuánto cuesta la labor doméstica no remunerada.¿Por qué el MEF está por encima del estado de derecho y aún no aplica esta ley? Las mujeres necesitamos que esta norma sea realmente eficaz.

Las labores del hogar han estado generalmente asignadas a las mujeres (salvo tareas que requieren de habilidades que solo puede poseer un macho, como reparar cañerías o puertas). Incluso con la incorporación de la figura de los trabajadores del hogar, existe una preferencia clara por la contratación de mujeres y un prejuicio (traducido en burlas y faltas de respeto) hacia los hombres que desempeñan estas tareas. Como resultado, la mujer que trabaja no solo debe destacar en su ocupación, sino que además debe ser capaz de manejar un hogar sola (o con la ayuda de otra mujer que trabaje para ella). La igualdad entre hombres y mujeres, en este aspecto, no solo pasa por reconocer la importancia de las labores que desempeña un ama de casa, sino también por incentivar mayor participación masculina en las tareas del hogar, como el cuidado de los niños, la limpieza o la cocina.

Hay problemas que han aquejado a las mujeres (y a otras poblaciones vulnerables, como la comunidad LGTBIQ) desde hace decenas de años, sin embargo, la real conciencia de que estos no deberían ser tolerados y su visibilización (que son fenómenos relativamente recientes), han ayudado a que desde diversos colectivos se exija a los poderes del Estado la adopción de medidas que ayuden a enfrentarlos y eliminarlos de nuestra sociedad.

ABORTO SEGURO, MUJERES SEGURAS

Existen muchos argumentos a favor y en contra del aborto en cualquiera de sus modalidades (terapéutico, en casos de violación, libre, con ley de plazos, etc.). Sin embargo, creemos que el factor determinante para que el Estado apruebe una regulación idónea sobre el tema es que LAS MUJERES ABORTAMOS. Incluso cuando está penado en nuestro país, el aborto clandestino (y las terribles condiciones en las que este se practica) es una realidad.

La ausencia de regulación sobre el aborto (ojo, no necesariamente permisión totalmente libre de este) no significa otra cosa que condenar a miles de mujeres peruanas pobres a que mueran por malas prácticas médicas. El debate no puede centrarse únicamente en la vida que está en formación, sino que también debe mirar a la vida ya formada (la de la mujer), que es la que sufrirá las consecuencias del embarazo, deseado o no, o del aborto, que igualmente puede ser impuesto por familiares o la pareja. En definitiva, la situación de una mujer por abortar no es la más feliz del mundo (para nadie), pero mantener en la ilegalidad un mecanismo que ha cobrado una indeterminada cantidad de vidas humanas es más triste aún.

ACOSO CALLEJERO

El problema del acoso radica en que la mujer (y, específicamente, su cuerpo) es objeto de juicio en casi todo momento de su vida por parte de personas completamente extrañas a ella y que creen tener el derecho de emitir sus opiniones en la forma y momento que a ellos les parezca más idóneo.

Un halago o piropo, que es como se suele describir a este tipo de violencia simbólica, no es otra cosa que un hombre (por lo general) diciendo que él puede opinar sobre el cuerpo de cualquier mujer (o alguien que sea “menos”, como un hombre homosexual) sin que esto pueda ser reprimido o sancionado.

La visibilzación del acoso en nuestro país es reciente, pero el fenómeno es antiguo. Por ello, ahora existen colectivos en redes sociales (y fuera de ellas también) que elaboran mapas del acoso con datos proporcionados por las propias víctimas. Es cierto que desde hace poco tiempo somos conscientes, como colectivo, de la existencia de este problema, pero felizmente la venda ya cayó (o ya nos la quitamos), y ahora podemos enfrentarlo.

No queremos flores, no queremos marchas cojudas, no queremos programas rosados de mediodía, no queremos novelas, no queremos más violencia simbólica ni física. Queremos reconocimiento, visibilidad, derechos y ciudadanía real. Cambiemos el mundo, cambiémoslo silenciosamente.
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